miércoles, 7 de enero de 2009

¿Somos seres los humanos?


¿Somos seres los humanos?

Emeterio Gómez

Todo lo demás que en el mundo existe tiene un ser... menos nosotros, los humanos

En una charla para una empresa amiga hablábamos del inmenso esfuerzo que los venezolanos debemos hacer para enfrentar la consecuencia básica de Chávez: la división radical del país en dos toletes irreconciliables. Un abismo entre pobres y ricos que se gestó a lo largo de 500 años y que cuatro décadas de Democracia Puntofijista, no lograron corregir.

Planteamos en esa charla que un magnífico ejercicio para captar a fondo esta tragedia venezolana es pensar en América Latina, en esa profunda división que polariza al subcontinente y que se puso de manifiesto en junio del 2006, en las elecciones de México y Perú. Felipe Calderón y Alan García, la centroderecha y la izquierda moderada, derrotaron a López Obrador y Ollanta Humala, dos izquierdistas superradicales. ¡Pero el margen, en ambos casos, fue mínimo; pudo haber ganado cualquiera! América Latina está fuertemente escindida en dos mitades. Y a quien no tenga todavía una idea clara del peligro que corremos le sugerimos que haga el siguiente ejercicio: imagínese lo que sería hoy de América Latina si, además de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Venezuela, también México y Perú estuviesen en manos del Comunismo.

López Obrador y Humala perdieron, pero la realidad dramática está allí: Latinoamérica tiene niveles escandalosos de pobreza, la brecha entre ricos y pobres es aberrante; y si los que creemos en la Libertad Individual no hacemos un esfuerzo inmenso para estar a la altura de ese reto, nada impedirá que nos autodestruyamos. La única forma de enfrentar el Castrocomunismo es que nos elevemos un poco por sobre nuestra condición moral actual, esto es, que nos peguemos un pequeño salto espiritual.

Como paso previo para ese pequeño, pero difícil, salto, invitamos al lector a una breve meditación introductoria: reflexionemos sobre la condición humana, tratemos de entender en algo esa manera nuestra de ser ¡que no es de ninguna manera! Ese Ser, el humano, que no es en realidad un ser. Tratemos de intuir -o asumamos como hipótesis- que el "Ser Humano" ¡no tiene ningún ser! que está "más allá del Ser", como fugazmente intuyó Platón. Que todo lo demás que en el mundo existe tiene una manera de ser, en tanto que el espíritu no sólo es absolutamente incognoscible, sino que NO ES; que -contra la ilusión del "Conócete a ti mismo"- el alma es absolutamente incognoscible porque NO ES. Porque ser es ser algo definido.

Todo lo demás que en el mundo existe tiene un ser& menos nosotros, los humanos. Los minerales tienen una forma durísima de ser. Es fácil entender que el cuarzo o la arena son de una manera determinada. La filosofía griega y, en general, la occidental, se sienten plenamente realizadas con los minerales. También con los vegetales y los animales. Nada tiene más ser -es decir, nada es de una manera más definida- que una mata de mango, una lechuga& o un perro. Trate de imaginarse, amigo lector, cómo sería el mundo si los perros pudiesen decidir no ladrar o, mejor, no morder. O si los toros pudiesen reflexionar acerca de lo estúpido que es embestirle a cuanto trapo rojo vean.

Nosotros, los humanos somos muy distintos, pero no porque tengamos otra forma de ser ¡sino porque no tenemos ninguna! Porque lo que nos "define" es precisamente la posibilidad o la capacidad de influir sobre lo que "somos". Una paradoja que no tiene solución, porque es un estar, repetimos, "más allá del ser". Lo único que interesa es usar esa capacidad de influir sobre lo que somos para ser cada día un pelo mejores y para enfrentar el desastre que Chávez nos dejará.

gomezemeterio@gmail.com

OPINIÓN 21.12.2008 -Este articulo fue publicado en EL UNIVERSAL

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